En los últimos años los diagnósticos de tdah han ido creciendo siendo unos de los trastornos
más diagnosticados en niños. Esto ha hecho que también la preocupación de los padres haya
ido en aumento, creando frustración y sentimientos de insatisfacción en su rol como padres.
Algunas veces el temperamento de los niños con TDAH hace que el estilo de disciplina
utilizado por los padres sea más autoritario e impositivo, utilizando más comentarios
negativos y menos positivos respecto a su hijo, lo que muchas veces empeora la situación
familiar en vez de ayudar, creando una mayor tensión entre padres e hijos. Está demostrado
que una situación de estrés y ansiedad en el ámbito familiar hace que los síntomas del TDAH
puedan empeorar.
¿Cómo debemos comportarnos con nuestro hijo? ¿le castigamos o le recompensamos? ¿es
necesario hablar con el colegio? ¿necesita un trato especial?
Las dudas ante estos casos nos asaltan y debemos tener la información adecuada para poder
ayudar a nuestro hijo. Por ello es tan importante el tratamiento adecuado no sólo con el niño
sino con la involucración del entorno familiar y escolar. Recientemente diversas
investigaciones alrededor del tema coinciden en que entre los tratamientos psicosociales más
efectivos para el manejo de los niños con TDAH incluyen el entrenamiento a los padres y
profesores en modificación de conducta. Además es importante si hay hermanos que se
tengan tiempos específicos para cada uno de los ellos.
La intervención en el TDAH incluye estrategias de modificación de conducta, entrenamiento
en habilidades sociales y en resolución de problemas, y también técnicas para el manejo de
emociones y autocontrol. Por otro lado, también toma importancia el modelo de los padres.
Los padres deben servir como guía del comportamiento para el niño. Por tanto, respecto al
tratamiento es importante que sea multidisciplinar e individualizado, ya que cada niño es
diferente y necesita unas ayudas diferentes.
Hay otros factores que te pueden ayudar a regular el comportamiento de tu hijo con TDAH
como por ejemplo proporcionarle unos horarios organizados con tiempos para el ejercicio, el
descanso y el ocio. Además, es esencial que se comparta un pequeño tiempo con el niño
todos los días para hacer algo que le guste. Lo más importante es intentar no prestar atención
a las malas conductas que realice y felicitar en aquellas situaciones que el niño se comporte
bien. Resaltar los fallos hace que el ambiente familiar se complique. Por último, si la
situación nos desborda pedir ayuda tanto a otros familiares como a profesionales del sector.

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