Hoy me he levantado y como tantos días me dispongo a apagar el despertador, bajar los pies de la cama y meterlos en las zapatillas de andar por casa, para casi sin poder ver de la penumbra que aún hay, andando con las manos abiertas para no chocar mis dedos en ningún lugar, llegar, por fin, hasta el cuarto de baño y deslumbrarme al encender la luz.

Al encender la luz, ¿qué veo?, ¡mis pies están del revés!, ¡metí las zapatillas del modo equivocado!, ¡que despiste!  Además al levantar la vista, veo que mis pelos se han convertido en una mata enredada, notando como un pequeño nido en mi coronilla, también, las costuras del pantalón no coinciden, y la tela del mismo parece enrollarse por mi cintura como si fuera una espiral.

Al mirarme en el espejo y ver mis pies, mi pelo a lo «huracán» y mi pijama enrollado en espiral, sólo me salió reír, jajajajaj, carcajadas sinceras me salieron, al ver esta versión tan real de mí mismo.

Quizá, muchos de vosotros podáis visualizar una imagen parecida, igual al levantaros un sábado después de dormir algunas horas de más, u otra situación en la que habéis tenido la gustosa oportunidad de reíros de vosotros mismos. Pero, esta risa es diferente, es una risa que no juzga, es una risa sin vergüenza, que no nos ridiculiza, simplemente una risa o sonrisa en la cual vosotros mismo sois los protagonistas cual película cómica se tratara.

Pero, ¿por qué no hacer esto más a menudo?, ¿por qué no reírnos en más contextos?, ¿por qué no gozar de esta oportunidad gratuita y saludable? Algunas veces es fácil reírse de uno mismo, en otras, es tan complicado, pero la risa también es posible, está permitida, no daña. ¡Te ánimo a que lo pruebes!, ¿qué tal te ha sentado?

Y, ¿por qué debería reírme más a costa de mí?

En muchas ocasiones nuestros fallos son un punzón que utilizamos para agredirnos, pero, si en determinadas ocasiones consiguiéramos reírnos de éstos, minimizaríamos los efectos negativos que generan en nosotros,  tanto, que seguro optaríamos por utilizar nuestro buen ánimo para acunar nuestra angustia. En ocasiones el camino más fácil es juzgarnos, utilizar duras críticas y poco objetivas hacia nosotros que van hiriendo poquito a poquito nuestro yo y nos complican nuestra vida.

La risa es una poderosa herramienta que goza de muchos beneficios, voy a nombrar algunos.

Poner humor a lo que haya podido suceder, es una manera de aprender a aceptarse, aceptarte tal cual eres, y también por tanto a perdonarte y, a partir de esa actitud de aceptación, avanzar.

Si nos reímos más de nosotros mismos, podremos valorar mejor el hecho de que los demás se rían de nosotros. Parece que tenemos asumido que se rían de uno, pero vivir la risa de los otros de una manera no tan negativa es, en ocasiones, un reto difícil de conseguir. Ríete de ti, y aceptarás mejor que otros lo hagan.

Los beneficios de reírse también afectan positivamente a los demás,  de una manera directa o indirecta te agradecerán que lo hagas y que te tomes tus fallos como algo que puede suceder y no como una fuente de autocrítica.

Viviendo en un día a día que nos hace estar encorsetados dentro de la presión, en las que cualidades tales como el rigor, la seriedad, el orden, el saber estar, la exigencia, el perfeccionismo,…están tan apremiados, no pone el camino fácil a ver nuestros fallos desde un punto de vista más cómico y natural. ¿Y si un día fallo?, ¿y si un día no estoy a la altura de lo que se espera? o ¿si un día meto la pata? o ¿si un día no puedo dar lo mejor de mí?…Permítete salir de esa rigidez, tienes derecho a fallar, sin que por ello te sientas fracasado, ríete de ti, date una oportunidad y siéntete mejor contigo mismo.

Reírte permite dejar en un segundo plano la culpabilidad, es una forma de afrontar lo que ocurre, no taparlo y aprender así de los acontecimientos. Además poner a los sucesos más grises un toque de chiste hace que éstos sean vistos siempre desde un prisma más optimista, haciéndolos más pequeños.

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Y ahora, ahora que te has mirado en el espejo ¿qué ves? ¿a quién ves? ¡Eres tú! ¡¡Ríete!!

 

«Me reiré de mí mismo, porque el hombre es lo más cómico cuando se toma demasiado en serio.»

Og Mandino

 

Beatriz Lorente. Psicóloga.

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