Muchas madres y padres se preocupan cuando su hijo de 2 años empieza a tener pataletas de forma frecuente. De los 2 años hasta los 3 aproximadamente este tipo de comportamiento es normal, ya que los niños no son capaces de gestionar de forma adecuada algunos sentimientos como el enfado, la ira o la frustración. Por tanto, las rabietas forman parte del desarrollo evolutivo de los niños, que a esta edad empiezan a desarrollar su propia autonomía alejándose de los progenitores y haciendo ver sus necesidades y valores propios.

Que formen parte del desarrollo normal del niño no significa que no podamos hacer nada para que disminuyan lo antes posible. En primer lugar es importante no prestar atención al niño mientras esté con la rabieta. Los niños aprenden muy rápido y si consiguen lo que quieren a base de gritos y lloros, repetirán este comportamiento la próxima vez que necesiten o quieran algo. Por tanto, lo más efectivo es no prestarle ningún tipo de atención a pesar de la dificultad que muchas veces esto conlleva. Los padres se ponen nerviosos y lo que desean es que el niño pare lo antes posible, pero hay que pensar que de esta forma lo que conseguiremos es que el niño aprenda a gestionar la frustración y controlar sus emociones.

Por otro lado, hay que proporcionarle al niño un buen modelo de tolerancia a la frustración. Así que es importante no gritarle y mantener la calma. Los niños aprenden observando y uno de los principales modelos que tienen son sus padres, por esto es esencial que nos mostremos tranquilos y pacientes. Además, una forma de prevenir las rabietas es tener una buena comunicación con él, evitar situaciones que le puedan crear ansiedad y validar sus emociones. Si es posible, se le pueden ofrecer diferentes alternativas a lo que el niño quería, para que entienda que él también puede tomar decisiones (esto no puede hacerse durante la rabieta). Por último, hay reforzar cuando el comportamiento del niño es adecuado y decirle lo mucho que nos gusta cuando se porta bien.

Normalmente los berrinches tienden a ir desapareciendo con el tiempo, cuando el niño va siendo capaz de controlar de forma adecuada sus emociones negativas. Si estas rabietas se extienden más de lo normal en el tiempo o tienen una intensidad especialmente alta sería bueno consultar un especialista ya que el niño puede estar expresando de esta forma algún otro problema importante.

“El objetivo de la educación no es aumentar el nivel de conocimiento sino crear posibilidades al niño de inventar y descubrir, crear hombres capaces de hacer nuevas cosas.”

      Jean Piaget                                                                                                                                                                                       

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